Esta receta te invita a saborear una mezcla de texturas y aromas que sorprenderán gratamente tu paladar.
Sigue cada paso detallado para crear un plato único que seguramente se convertirá en el centro de atención en tu próxima comida.
Ingredientes
- 1/2 kg de cabracho crudo y sin cabeza de Pescadería Gema
- 8 huevos frescos
- 1 zanahoria
- 1 puerro
- una pizca de mantequilla
- pan rallado
- 1/4 l de nata líquida
- 1/4 l de salsa de tomate
- sal
- pimienta
- hojas de perejil (para decorar)
Fuente Imagen: Wikipedia
Pasos a seguir
- Cuece el cabracho con el puerro, la zanahoria y una pizca de sal.
- Cuando esté suficientemente cocida, retírale las espinas y la piel, desmenúzalo y desmígalo. Reservar.
- Bate los huevos y añade la nata, la salsa de tomate y el pescado.
- Salpimienta y mezcla bien.
- Reducir y añadir la harina para espesar la salsa.
- Vierte la mezcla en un molde rectangular de litro, previamente untado con mantequilla y pan rallado.
- Cuece al baño maría en el horno a 225ºC durante una hora y cuarto.
- Una vez frío, desmolda y córtalo en porciones.
- Decora con unas hojas de perejil.
Juan Mari Arzak, creador de esta receta:
«Corría el año 1971 y como todas las mañanas, tras las compras en el donostiarra mercado de la Brecha, me acercaba a los cercanos bares de la parte vieja a restaurar. Uno de los bares obligados de mi paseo gastronómico era el Astelena de mi amigo Alfonso González (padre del actual dueño del bar Hikamika). Allí me llamaba particularmente la atención el tremendo éxito de uno de sus pinchos, la pastela de merluza, que no era sino un suculento y jugoso pudin servido sobre una rebanada de pan y cuyo ingrediente principal era un pescado tan nuestro. Mis reflexiones fueron encaminadas a cómo introducir un pastel de este estilo en la carta de mi casa, dándole un aire en línea con la culinaria en boga en aquellos momentos. Experimenté durante más de un mes. Introduje un pescado bravío, de gusto más pronunciado. Reduje la cantidad del pescado para dotarlo de más esponjosidad, a lo que también contribuyó la nata que decidí incorporarle. Por último, un poco de salsa de tomate dio al pastel un tono rosado que era resultón«.
Juan Mari Arzak